Soy el perro, que se canso
de correr detrás de la liebre.
El que reza a Satan, cuando
marca el reloj las trece.
La oveja negra del rebaño.
Buscador incansable del
timo y el engaño.
Aquel que gritaba si
algo le parecía estraño.
Capaz de ver, en
la luna una promesa.
Y el veneno en los
labios de una princesa.
Soy, el que prometió
amarse a si mismo.
Para poder amar
a los demás.
Soy, el que tomo
por política el perdón,
y murió a manos
de la sin razón.
Creador de alternativas,
a tus tendencias primitivas.
Busco humildad en el hombre,
y dualidad en mis zapatillas.
Soy, el que escribió
para desahogarse,
y no poder mostrarlo
le parecía imperdonable.
Pues del don de la palabra
es algo innegable, y
semejante condena
hace al hombre miserable.
Soy, el que miro al cielo,
para sentirse hormiga.
Y aprecio así, del
pan hasta la miga.
El que miro al suelo
para sentirse gigante.
Y comprendió, que todo
el mundo es importante
Soy, y no soy nada.
Soy un cuerpo de
tiempo etéreo, y
después la nada.
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