miércoles, 26 de noviembre de 2014

Quise soñar, y soñé.

Quise soñar, y soñé.
Que aunque lloviera,
no lo hacia por tristeza.
El agua hacia brotar
la madera vieja.
El tiempo, invertía
su mecánica compleja.

Quise soñar, y soñé.
Que vencías a tu
propia mutación.
retomábamos aquella
conversación. Sobre
que era vida sin
importar su continuación.

Quise soñar, y soñé.
Que volvíamos a
labrar los campos.

Soñé, con tu silueta
llenando el vació
del sillón donde
ella nunca se sentó.

Soñé, Soñé despierto,
intentando escuchar tus
palabras en el viento.

Me enseñaste a soñar,
desde tu sueño eterno.



A la memoria de Luis González.

sábado, 15 de noviembre de 2014

ANARQUÍA 1: DESTRUCCIÓN

ANARQUÍA 1: DESTRUCCIÓN

Acabar con todo, dejar
La pizarra en blanco.
Destruir un mundo
Cada vez más opaco.
Un mundo de ladrón
De guante blanco.

Pero no te confundas,
No destruyo por placer,
Destruyo para crecer.

Para poder mirar al cielo,
Sin toparme con ese
Estúpido velo.
Que me roba cada día
La fuerza y el anhelo.

Romper las cadenas,
Salir de la caverna.
Y ver en el sol
La puta verdad eterna.

Que si a Platón me remito,
Es porque semejanza
Veo en su escrito.

A esa república separada
Del pueblo.
A ese control interno,
Sobre lo externo.
Al más puro estilo déspota,
De los mil setecientos ochenta.

¡Todo para el pueblo!
Pero sin el pueblo.
El hambre, para el pueblo.
La miseria, para el pueblo.
La injusticia, para el pueblo.
La educación, sin el pueblo.
La sanidad, sin el pueblo.
La vivienda, para el banco.

Y todavía quieren, que
Lo llame democracia.
A votar cada cuatro años
Una serie de falacias.
Que lejos de cumplirse,
Solo traen desgracia.
Sembrando los pilares
De la bancaria autocracia.

¡no! ¡reniego!
Y que me llamen anarquista,
Pero siempre creí en un
Mundo sin aristas.
Que donde no hay vértice,
No hay punto de conflicto.
Donde víctima se convierte
En verdugo.
En nombre de un Dios
Que nunca estuvo.

Reclamando la tierra prometida.
Una tierra que debería estar prohibida.
Para todo aquel que anhele la vida.

No, no quiero dioses.
No quiero dictaduras,
Ni quiero dinero.
Solo quiero personas,

En un mundo de esclavos.

lunes, 3 de noviembre de 2014

jardín de la adicción

El siempre había presumido de cuanto le gustaba pasear por los parques y ser compañía de cuantas flores allí habitaban. Mentía, siempre le supieron a poco. Su olor, textura o belleza nunca eran lo suficientemente atractivas para el. Quería mentirse a si mismo pero la única planta que el quería era la que se hallaba en su jardín privado. Un ser tan delicado que solo podía crecer entre unas paredes muy limitadas.

Cada vez que el intentaba darle un cuidado distinto al que ella precisaba, se encerraba en si misma y empezaba a marchitarse. Tan solo en los días mas soleados dejaba crecer sus raíces fuera del perímetro asignado, para luego dejarlos pudrirse al mas mínimo atisbo de nube. Era la flor mas delicada que nunca había tenido entre sus manos, y eso le hacia sentirse especial. Muchos lo habían intentado pero solo el sabia salir airoso de sus cuidados sin que esta le clavase su espina final, y lo mandara al cementerio de por vida.

Yo nunca llegue a entender su fascinación por esta planta, hasta el día que me lo confeso. Dice que cuando esta en flor, su néctar es el mas poderoso de los estupefacientes, el mayor subidón de adrenalina que experimentaras nunca. "Si lo pruebas, nunca podrás olvidarlo" me decía con sus ojos salidos de sus órbitas.

Quería probarlo, la fascinación de sus ojos no engañaba a nadie. Me dijo " adelante, inténtalo, yo no soy su dueño, pero dudo mucho de que sepas hacerla florecer...."

sábado, 1 de noviembre de 2014

ladrón de alma

Su mayor placer era practicarme una hendidura en el pecho, lo suficientemente pequeña para que no me desangrara y lo bastante grande como para meter su mano en mis entrañas. Una vez dentro, apretaba cada uno de mis órganos hasta que explotaban. Era un puto sádico y mi cara de dolor lo hacia feliz. Había encontrado en mi al ser perfecto, capaz de regenerarse al día siguiente con una sonrisa que destrozar nuevamente. Y sin embargo, la idea de que solo jugara conmigo me hacia feliz.

Yo solamente sabia quedarme postrado en esa cama a pecho descubierto, con la esperanza de que hoy el dolor fuera mas llevadero. Había días que para mantenerme enganchado cambiaba el bisturí por la pluma, acariciaba mi piel haciéndome creer que había acabado. Solo lo hacia para disfrutar mas al día siguiente.

Disfruto de mi, todos y cada uno de los días que le permití hacerlo. Pero el cuerpo se hace viejo, y la carne dura. Su bisturí ya no podía cortarme, su voz ya no podía seducirme y sus cadenas ya no podían retenerme. Me libere y escupí tinta durante mas de 1000 noches.